Cuanta razón tenía Jaureche cuando decía que la categoría Civilización y Barbarie era la madre de las zonceras. Desde esa formulación categórica comenzamos a formular nuestro pensamiento a partir de la mirada del otro.
Este par dialéctico, que constituye simplemente conceptos abstractos, designan un conjunto de caracteres que representan a tal o cual hombre. ¿Quién determina quien es el bárbaro y quien es el civilizado?
Históricamente, desde que América fue conquistada, es el europeo el preceptor de establecer quien es el que esta en cada bando. Este pensamiento se mantuvo a lo largo del tiempo y se fue reforzando con nuestros más prolíferos”intelectuales”, generación del 37 y, luego, la del 80.
Fundamentalmente, el error de ellos fue considerar que la realidad americana era inferior y no distinta y ahí esta el meollo del problema.
Liberarnos para construir
Estamos cerca de cumplir los 200 años desde la independencia pero no somos libres. Libres en el sentido de pensamiento ¿Por qué? La Totalidad es prisión y, como diría Enrique Dussel “liberar a alguien de la cárcel es dejarlo en libertad; eso significa “liberarlo” Entonces, Europa nos mantiene aprisionado en sus categorías de pensamiento. Por eso decimos que no somos libres, ya que nos miramos nosotros mismos con los ojos de aquellos.
Además, hay que entender primero que significa ser independiente: “in” significa hacia adentro y “dependencia” es no poder valerse por uno mismo. Por consiguiente, independencia significa: valerse por mi mismo; y si yo me valgo por mi mismo me estoy poniendo un precio (aunque nadie lo ponga, yo lo estoy poniendo por mi mismo pero siempre mirando con los ojos europeos), porque valgo viene de valor y de valor deriva precio y esto lleva a la riqueza. Riqueza es tratar de “ser alguien” en términos de Kusch y por ende ser civilizado.
Esta más que claro que independencia, en este sentido, es tenida en cuenta desde el punto de vista económico, desde lo que se tiene y de lo que no. Hedor y Pulcritud. (1) Categorías propuestas por Rodolfo Kush en su América Profunda.
Entonces nos independizamos para valernos por nosotros mismos (en sentido estricto de la palabra), pero no nos liberamos para poder construir nuestro propio pensamiento.
Todo esto significa, metafóricamente hablando, que nos soltamos de los europeos para poder llegar a ser alguien, pero a “ese alguien” lo construimos con categorías impropias y esto nos impide que seamos libres en pensamiento. La madre de estas categorías es, como mencionábamos al principio, civilización y barbarie.
Dichas categorías impropias están construidas desde el punto de vista económico-material-estructural; bien marcado en toda la pre-historia (2) europea (Mercantilismo: Locke, Smith). Es indispensable comenzar a des-construir y construir pensamientos y categorías desde el punto de vista humano. Pensarnos como sujeto y no como objeto, como hombres naturales y no artificiales.
Europa occidental ideológica pretende universalizar el pensamiento imponiendo de alguna manera las categorías construidas a partir de su propia historia, de su propia realidad.
Desintoxicar América: la comunicación como herramienta
Para ahondar sobre esta temática me gustaría presentar a la ciencia que es piedra fundamental, y basal, para que dichas categorías sean de-construidas. Esta ciencia no es más ni menos que la Ciencia de la Comunicación. Es con ella que las grandes sociedades se han construido y es con ella que siguen su crecimiento (o no). Y es con ella que se han planteado las categorías que han imperado en nuestro país, y continente, oprimiéndolo. Es con la comunicación que han logrado transgredir al latino hasta ponerlo de rodillas y hacerlo sentir menos persona. Han utilizado, las grandes metrópolis, a la comunicación como arma de guerra. Y no solo es un ejemplo la América latina de esto, pensemos en la propaganda Nazi y el convencimiento sobre que la instrumentalización del régimen era el correcto; logrando utilizar a la comunicación como medio para determinados fines.
Está de más decir que es con dicha ciencia que se puede lograr el cambio, ¿por qué digo esto? Porque es con ella que se ha logrado todo lo que se logró.
Expliquémoslo con un ejemplo: no hace mucho tiempo pensaba en esta nueva cruzada, de este milenio, en que el hombre se puso como meta “salvar el medio ambiente”. Y es llamativo salvar al medio ambiente, ¿de qué hay que salvarlo? Si nos ponemos a pensar un poco es salvarlo del hombre; y más aún, el medio ambiente no hay que salvarlo, el medio ambiente seguirá estando. Al que hay que salvar es al hombre.
Este hombre moderno está contaminado. La capacidad, y la herramienta, que le da el sistema de auto-consumirse es la que lo contamina. Hombre individual y con visión vertical, sin interesarle lo que pasa a sus lados, solo mira para adelante en aras de un progreso económico.
Ese progreso y esa visión vertical hacen que, dicho hombre, pase por arriba a todo aquel que se interfiera en su camino, y la naturaleza es uno de ellos (grandes deforestaciones en el norte de nuestro país es un ejemplo de ello). Es así que, este hombre, contamine todo su hábitat.
Ahora bien, ¿cómo hacemos para descontaminar al hombre moderno? Desintoxicando a su herramienta más autóctona y primitiva: la comunicación.
La América latina tiene una ventaja epistemológica al respecto de esta desintoxicación. Como bien dije arriba, la ciencia de la comunicación en general, y la comunicación como medio en particular, ha sido utilizada como medio de opresión y de convencimiento de que seguir bajo las alas del pensamiento occidental era el correcto (desde Aristóteles hasta Marx).
Entonces, sabiendo de la opresión que se ejerció, y tomando conciencia de ello, es posible mirar el punto de fuga de la contaminación; y, así, desintoxicar la comunicación para luego, desintoxicar a las estructuras del pensamiento occidental.
Y si la categoría “civilización y barbarie” sigue atravesando el pensamiento argentino, en particular, y latino, en general, es de suma urgencia cambiar esa estructura como preceptora del por-venir social latino.
Así, es de menester asentar las bases, en este nuevo milenio, que le compete al pensamiento y a la comunicación como medio para construir al primero. A la segunda como herramienta primordial para lograr los cambios estructurales en la sociedad: desintoxicarla para salvar al hombre de su auto-consumo.
(1) Vease Rodolfo Kush, América Profunda. “Introducción a América”. Páginas: 20 a 29.
(2) El término utilizado aquí, da a entender una historia europea previa a la historia mundial. Entenderlo desde una actividad humana determinada; por ende es un período que antecede a un momento de especial significación: la conquista de América.
noviembre 30, 2009
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